viernes, 22 de julio de 2011

Pueda que me avergonzara un poco de sus delirios, pero a mi me gustaban. De hecho que era lo que no le gustaba? Bueno, claro que tiene algún inconveniente que tu hombre sea un criminal por la prisión y todo ese rollo… Pero merece la pena esperar a que sus advocados le saquen, porque cuando sale de entre las rejas todos los meses que se ha guardado con revistas porno y papel higiénico se desmorona. Por él dejo todo lo que estoy haciendo. Sí, ya lo sé, a veces me sabe, mal por los otros chicos, pero lo obedezco como si fuera su perro. De hecho, quiero ser su perro. Pero quien no quisiera serlo con esos musculitos y los tatuajes bailando a su alrededor. Algo desprende de él, debe de ser esta aura de machote o pueda que sea el olor de cerveza quien me atrae. Pueda que sea mi olor a whiskey lo que le atraiga de mí. En todo caso, me pongo la mini falda más cortita y ya en el coche apunto para la noche, me corrijo los labios con ese intenso rojo putón que le encanta. No sé porque le gusta tanto. Le debe recordar a su madre. Pobre mujer, puta hasta que la mataron a los 36 i él se quedó solo con 15 años. Bueno, a quien le importa esto? En cuanto llegue, me descordé un botón de la camisa y deje caer un poco de cabello dentro el escote. Sí, le encanta.
-Estas preciosa, nena-. Él ya aguardaba con una sonrisa delante de la puerta, y yo ya bajaba con la mayor sensualidad posible, intentando superar mis encantos. Me miraba con cara de macarra, y bajo el sol yo me deshacía por su cuerpo. En llegar a la puerta, él solo me pellizco el culo y yo entre en la desastrosa casa. Perdonad, pero ya sabéis como es eso del sexo.

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