La mariposa en frente del rusco.

lalunaeslibre copyright

Detrás de unas cortinas se encontraba ella, con la mirada fija al escenario, intentando abrir una indistinguible brecha para que nadie del publico notase su presencia. Las luces estaban cerradas, habían terminado de colocar los plafones negros en su sitio, y su viva mirada esperaba movimiento en la sala. El telón empezó a abrirse lentamente, y el suelo parecía moverse. Tragó saliva a la espera del primer paso. Un foco ilumino al centro fondo, y allí apareció la flaca bailarina que todo el mundo esperaba, con la vista al suelo, respiro fondo y unos acordes empezaron a tocar. Ella no sé movía. El público parecía que se petrificaba con ella. Los ojos se dilataban y la cabeza no sabía reaccionar ante el improviso de la muñeca inmóvil. Todo el mundo estaba entrando en éxtasis, maravillados por los sonidos de las violas y el piano. Y ella era una más de todas estas personas, solo que al estar más cerca, vio como una lagrimas saltaban de los ojos de la chica, y su corazón se estrujo junto el dolor incomprensible de aquella muchacha. Quería salir y abrazarla, decirle que no se preocupara, que no estaba sola, aquí hay más. Las cortinas estaban indecisas de si abrirse o no, pero la música aún seguía. Y al medio aun estaba ella con la primera posición y los brazos abiertos. Y al octavo alzo la cabeza, decimo los brazos y a la docena, empezó a dar vueltas y vueltas y vueltas y vueltas hacía ella. De pronto noto como si lloviese. Perlas que salían directos de los ojos. Las gotas hacían un remolino por el movimiento de la chica, y al tocar el suelo se convertía en una canica y entonces desaparecía. El público estaba maravillado por la ligereza en que su cuerpo se movía y dibujaban una leve sonrisa en ver su danza. Ella observaba tal macabro espectáculo, y su respiración se entrecortaba. Todo el mundo se la comía con la vistas. El número ya terminaba. En breve la bailarina saltaría hasta ella y se escondería en el camerino. Y en breve la bailarina saltó hacía ella y se la llevo al centro del escenario. La chica quedo paralizada en ver a todo el teatro mirándola en ella. Aplaudieron, ¿se pensaba que una chica con tejanos era parte del espectáculo...? La chica me miro fijamente a los ojos, clavo mis manos en ella y de pronto noté un frio en todo mi cuerpo y había un cristal frente mi cara. Simplemente me convertí en espejo.